
Resumen: Saber improvisar forma parte del talento de una persona. De hecho, es una reacción ante lo que no se espera y en ese caso es adecuado ser asertivo en lo que se debe hacer que, por lo general, es urgente y decisivo.
Algo imprevisto ocurre sin pensamiento previo… Se da sin signos o señales anticipadas que puedan anunciarlo; es una consecuencia impensada al resultado esperado, no anticipado por la acción humana. De hecho, los actos que pueden cambiar la existencia de manera temporaria o permanente son los que generan situaciones de estrés porque plantean adaptaciones frente a nuevas alternativas.
Improvisar es un recurso de actores, docentes, periodistas, comunicadores sociales y de cada uno de nosotros en más de una oportunidad en la vida. Desarrollamos una capacidad interpretativa diferente a través de la habilidad de hacer una tarea con recursos propios e imaginativos de un proceso metodológico que fortalece el trabajo individual y colectivo, donde cada uno aporta sus ideas y facilita la exposición utilizando recursos ante las expectativas del destino en una fracción de tiempo rápido, casi involuntario.
Los científicos Allen Braun y Charles Limb efectuaron pruebas de resonancia magnética en cerebros de músicos durante sesiones de improvisación, y las imágenes obtenidas revelaron actividad en la región pre frontal dorsolateral (relacionada con la planificación, autocensura, autocontrol y elección de las palabras). A partir de esto se pudo confirmar que el descenso de la actividad en esta área revalida menor inhibición, circunstancia que a la hora de improvisar algo se emparenta con la plena libertad o la máxima creatividad. Ésta es la misma zona que se observa en acción con RNM durante el sueño (considerada área de percepción sensorial vinculada a la expresión), cuya actividad se da tanto en laimprovisación como en la etapa REM del sueño. Esta coincidencia hace suponer que ambos procesos guardan relación entre sí y que la improvisación, a su vez, está vinculada con la red que une la motivación, el lenguaje, el humor, la acción, y la creatividad.

De por sí el improvisador es alguien creativo, ya que sin preparación previa se desenvuelve de manera espontánea. No se comporta según lo preestablecido, sino que hace lo primero que viene a su mente, en el momento preciso, sin pensarlo y corriendo el riesgo de equivocarse si no tiene idea de lo que tratará. Saber de lo que se está hablando o haciendo permite al improvisador usar lo que conoce y aplicarlo al movimiento de la mente y, merced a la creatividad, soltarlo sin libreto predeterminado.
La idea de probar nuevos caminos, experiencias y oportunidades es una ayuda para el cerebro para mejorar la propia creatividad, por lo que sería un óptimo consejo agregar algo de improvisación en la existencia de cada uno.
El imprevisto, lo inesperado, lo que nunca se piensa que sucederá causa tal impacto emocional que los pensamientos relacionados a través del análisis intelectual inmediato pueden ser de agrado o desagrado, pero sólo la debida interpretación y el razonamiento cortical posterior determinan respuestas de acuerdo a las circunstancias.
El ser inteligente improvisa cuando dice cualquier mensaje de memoria, sin leerlo, dejando que aflore libremente. En oratoria tiene un significado especial, ya que improvisar un discurso significa hablar libre, con soltura, creando frases sobre la marcha en una expresión espontánea y ordenada. Parte de una buena preparación para exponer como si se gestara en el momento, con palabras y estilo propio, en una exposición genuina, con ideas que surgen durante el desarrollo de la charla, pensando y diciendo lo que piensa, cree, sabe o interesa.
Planificar muchas veces falla, y el error suele estar en las premisas a partir de las cuales se originan las proyecciones, más cuando se sabe que es imposible abarcar todas las fluctuaciones y el devenir creativo de la vida. A la hora de hacer planes se mueven hilos del paradigma que hacen creer que todo está bajo control ―con eso es posible predecir lo que va a ocurrir―, como si estuviera puesto un piloto automático, sin sobresaltos; pero los imprevistos alteran todo y no queda más remedio que desactivar el mecanismo automático para comenzar con otras estrategias.
¿Por qué tienen que pasar estos hechos inesperados? ¿Ocurren por casualidad o tienen algún sentido?
Hacer estas preguntas da espacio a importantes reflexiones y depende de los medios utilizados observar las propias circunstancias. Por ejemplo, analizar los imprevistos de la vida como hechos casuales, sin significado ni sentido, eligiendo el camino de la reacción irreflexiva con patrones automáticos de conductas a través de conflictos, dramas, desequilibrios, distrés y angustia es un gran error.
En cambio, cuando el deseo recae en asumirlos como verdaderas enseñanzas dando importancia a la secuencia y obediencia de un plan mayor, se convierten en elementos importantes para crecer, aprender y evolucionar. El simple hecho de transformarlos en positivos deja brillar la esencia con luz y sabiduría propia, con humildad y atención a las propias instrucciones de la vida, para el propio bien y el de los demás.
Vivir los proyectos aplicando conocimientos es asumir que no es posible tener el control de todo y admitir las incontables variables imposibles de prever. Asimismo, es ser conscientes de que todo plan es un bosquejo posible de ser modificado según las circunstancias.
Hacerlo es una práctica excelente para desarrollar la plasticidad cerebral y ser más flexibles a la hora de adaptarse a los cambios, reemplazar la adaptación pasiva y la dramática sumisión a las circunstancias.
Respetar la aparición de variables y de nuevas asociaciones hace que el futuro no sea una mera proyección de expectativas derivadas del pasado porque la aparición de imprevistos nunca debe ser considerada una amenaza a las metas y los objetivos, ni tampoco la causa de una inevitable frustración. Por el contario, las nuevas situaciones pueden ser redimensionadas para enriquecer los proyectos o hacerlos menos automáticos y máscreativos.
En la vida, lógicamente, nunca faltan los imponderables, que pueden tener muchas incógnitas o variables abiertas. Estos pueden afectar, preocupar o acongojar como asuntos ineludibles que deben ser resueltos para continuar adelante, por lo que son, finalmente, retos de la vida. Sin embargo, la solución está en la actitud positiva que permite ganar y adquirir experiencias.
Si todo fuera programado o programable la vida sería sencilla y aburrida. En cambio, la realidad, en general, es más bien una cuestión de sucesión de situaciones imprevistas, muchas incomprensibles, que terminan convirtiéndose en la razón de la creatividad y en una fuente de energía que surge de lo más profundo de la naturaleza humana como respuesta a circunstancias críticas o necesidades mayores.
Leer en sitio web / descargar en PDF: www.asociacioneducar.com/imprevistos
Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).

Dr. Nse. Luis María Labath
Ex Director Médico del Hospital José M. Cullen (350 Camas; Nivel IX; Alta Complejidad). Periodo: 2002-2007.
Miembro de Honor de la Asociación Médica Argentina.
Designado como Maestro de la Medicina Latinoamericana por la Asociación Médica Latinoamericana.