Nos atrevemos a pensar que debe ser la primera vez que escuchas esta palabra, y que te estarás preguntando: ¿Qué significa?
Esperamos que al terminar de leer esta nota, comprendas claramente su significado e importancia, y lo fundamental que es, para cada ser humano, conocerla.
Todo lo que representas como persona: tus recuerdos, tus anhelos, tus miedos, tus valores, tus conocimientos, tus capacidades, están esculpidos en una inmensa telaraña formada por la asombrosa cantidad de 100.000 millones de células cerebrales, denominadas neuronas. A su vez, cada una de ellas tiene la capacidad de conectarse con hasta otras 10.000 de sus compañeras, construyendo un total de 1.000 billones de posibles conexiones neurales.
Cada uno de estos lugares de encuentro, en el que se conectan dos neuronas, es conocido con el nombre científico de Sinápsis, (descubierta por el fisiólogo de Oxford Sir Charles Sherrington, a principios del siglo XX).
Cada neurona se parece, metafóricamente hablando, a una cebolla, con una parte central redondeada, con un solo brote en una de sus puntas, y muchas fibras finas, muy similares a raicillas, en el otro extremo. A las raicillas neuronales se las denomina Dendritas, al bulbo: Cuerpo Neuronal, y al brote, Axón.
Como las raicillas del vegetal, las dendritas son las encargadas de absorber la nutrición que da vida a cada una de estas células, consistiendo su dieta en impulsos electromagnéticos provenientes de las otras neuronas con las que se halla habitualmente comunicada. Alguno de estos nutrientes, intentará activar a la neurona, mientras que otros buscarán conseguir lo contrario, o sea, inhibirla.
Luego, el que una célula cerebral descargue o no algún tipo de impulso eléctrico a otra célula hermana, será la resultante de su capacidad de efectuar un rápido cálculo aritmético entre los dos tipos de descargas recibidas, (las que la incitan a ir hacia delante y las que la incitan a frenarse) Si la diferencia entre ambas da un número negativo, no generará acción alguna, pero si es positivo, modificará inmediatamente su estructura física, de modo de enviar una descarga electromagnética, que será emitida a través del Axón.
4032 impulsos positivos - 4064 impulsos negativos = - 32 (no transmite)
4032 impulsos positivos - 3002 impulsos negativos = 1030 (sí transmite)
Los axones de distintas neuronas pueden variar mucho en longitud, y conducen estas pulsaciones, que sólo duran unas milésimas de segundo, a una gran velocidad (alcanzan hasta 300 Km/h).
Una vez salido del axón, el estímulo encenderá a su vez, a todas las dendritas de las neuronas con las que se ha conectado, produciendo una reacción en cadena que puede implicar a cientos, miles e incluso a muchos millones de neuronas, que se integran así, en una compacta y compleja red tridimensional.
Tu cerebro, para hacer este trabajo, consume una quinta parte de toda la energía generada por el cuerpo en descanso. Es como si fuera una bombilla de 20 vatios, que brilla sin parar, sin dejar de trabajar, aún cuando estés dormido.
Ahora mismo en este instante, mientras lees estas palabras, una cascada de tus células cerebrales están descargándose con el fin de que puedas entender lo que intentamos enseñarte, formando una nueva red hebbiana, inédita hasta el momento. Y si tu decisión no sólo fuera leer esta nota, sino también memorizarla, se produciría otro fenómeno sumamente importante para tu vida: la red crecería aún más, porque cada vez que releyeras el texto para memorizarlo, células que originalmente no tenían nada que ver entre sí, se irían incorporando a la red creada al comenzar la lectura. Lo mismo ocurriría si te decidieras a transmitir oralmente este conocimiento a otras personas.
A las neuronas no les sucede esto porque siempre hayan sido amigas íntimas, sino que actúan como lo harías tú, si quedaras atrapado con un desconocido dentro de un avión que ha retrasado su salida. Al principio, no tendrías nada en común con la persona que está sentada a tu lado, pero al cabo de varios minutos de espera, con seguridad, ambos comenzarían a quejarse de su mala suerte. Y si el retraso se prolongara, es muy factible que a los dos se les unieran más y más pasajeros, de modo que al final, todos llegarían a formar un gran bloque de quejosos. Con las neuronas pasa algo muy parecido; tras unas pocas descargas simultáneas, tienden a unirse más y más, formando así parte de un mismo equipo. La sinapsis de dos neuronas que se descargan reiteradamente en forma conjunta, sufre cambios bioquímicos (denominados potenciación a largo plazo), de tal forma que cuando una de sus membranas se activa o desactiva, la otra también lo hace, como si se hubieran convertido en hermanas siamesas. En pocas palabras, se han asociado, y esto garantiza que en el futuro se activen mucho más veces que antes, porque no sólo dependerán de su propia estimulación, sino también, de la activación de sus nuevas amigas. Este fenómeno, de suma importancia para la humanidad, fue denominado por el psicólogo estadounidense Donald Hebb: aprendizaje Hebbiano que es la base de la neuromodelación o neuroplasticidad cerebral.
Neuroplasticidad
Es la variabilidad del tamaño y tipo de redes Hebbianas acumuladas en la unidad Cerebro-Mente, a lo largo del tiempo.
Para que la neuromodelación sea posible, también debe producirse el fenómeno inverso, o sea que si una red Hebbiana no se usa, debe ir, poco a poco perdiendo sus células componentes, hasta desaparecer, de forma parecida a lo que ocurre con el grupo de pasajeros del avión, en el cuál, cuando por fin se produce el despegue y comienza el viaje, cada uno volverá a sus propios asuntos, dejando de conversar con sus vecinos. Por lo que vimos antes, existen dos tipos de neuroplasticidad: la positiva, que se encarga de crear y ampliar las redes Hebbianas, y la negativa que se encarga de eliminar aquellas que no se utilizan.
Cuanto más grande es una Red Hebbiana, mayor será su potencia.
Este proceso permite que las nuevas experiencias de vida, las conversaciones que mantienes, los nuevos conocimientos que adquieres, remodelen una y otra vez tu cerebro. Si bien tus genes pueden predeterminar algunas de las características de tu personalidad, no son los responsables finales de la mayoría de las cualidades que ésta tiene.
Se sabe ahora, que la genética es responsable del 10 % de las redes hebbianas, pero que el 90% restante se forma bajo el influjo de otros dos factores que, a diferencia del primero, pueden ser variados por la voluntad: las experiencias de vida, y los conocimientos adquiridos. También se sabe que esto último depende de una estructura cerebral modular conocida como Lóbulos Prefrontales.
Ellos son lo último que se desarrolla en el cerebro, (más o menos completan su maduración a los 25 años, de ahí el concepto de mayoría de edad), ocupando Tu forma de ver y comportarte en el mundo, tus planes y proyectos, tu nivel de conciencia y la calidad de persona que eres, dependen de su buen funcionamiento, tema que iremos desarrollando en los próximos números.
Pero hoy los presentamos, porque constituyen la base de la neuromodelación consciente de tu red Hebbiana. Ellos te dan una capacidad única en la naturaleza: el poder decidir tu propio destino, otorgándote el privilegio de tener una vía de escape al predeterminismo que la biología (genes) te impone. Gracias a ellos puedes elegir qué cosas de la cultura tomarás, y qué experiencias vivirás, para remodelar tus viejas redes Hebbianas, (las que ya no te agradan), o crear nuevas redes (que sí te agraden), con el fin de que tu proyecto Ser Humano pueda concretarse exitosamente.
Dr. Carlos A. Logatt Grabner
Presidente de Asociación Educar para el Desarrollo Humano.