Las especializaciones científicas han recortado al cuerpo y lo han convertido en zonas específicas de actividad científica. La consecuencia ha sido un “inventario” del cuerpo como listado de funciones y órganos que interactúan mecánicamente para mantener una vida entendida como sistema. Hay que comprender que para el ser humano la entrada de las terapias en su cuerpo supone una intromisión tan invasiva como la irrupción misma de la enfermedad.
La medicalización se transforma en barbarie cuando se vuelve compulsiva y autoritaria. Además es necesario observar que, más allá del cuerpo físico, la medicalización alcanzó también al cuerpo social. Como ejemplo podemos citar a la eugenensia y los proyectos biocráticos como el del premio Nobel Alexis Carrel.
Michel Foucault nos alerta que la medicina, en ciertos contextos, puede funcionar como poder mucho antes que como saber. La medicina puede convertirse en un dispositivo de poder y un discurso de lo que es la verdad. La medicina, entonces, da órdenes, castiga y recompensa.
La medicalización puede parasitar a diferentes grupos etarios, de los cuales no escapan los niños. La psiquiatrización de la infancia comienza en el siglo XIX con el crecimiento de instituciones con fines de lucro cuya meta esencial es imponer un costo económico a las “diferencias” que en la lente de la medicalización convierte a los niños en “diferentes”, o sea fuera de la norma y por lo tanto anormales. Esto justifica que sean el blanco central de la intervención psiquiátrica.
Este discurso es de gran actualidad en un momento en que las autoridades sanitarias europeas y americanas han autorizado la indicación de antidepresivos en pacientes pediátricos. Se debe destacar que estos fármacos, en un sistema nervioso inmaduro, pueden afectar su desarrollo.
Es también importante destacar que en todo el siglo XIX el soporte de la difusión del poder psiquiátrico fue especialmente la infancia. La bibliografía médica y la publicidad de la industria farmacológica muestran una desconcertante tendencia a transformar en problemas psiquiátricos lo que en general eran experiencias infantiles comunes.
Un aviso publicitario aparecido en el American Journal of Disease of Children propugna prescribir una droga denominada Vistaril para “ansiedades” en la niñez como “el colegio, la oscuridad, divorcios, visitas al dentista y monstruos”. Otra revista médica recomienda prescribir una droga llamada Librium a jóvenes estudiantes secundarios que experimentan ansiedad frente a nuevos compañeros.
Estas experiencias comunes de la niñez, que desafiaban la mirada personal del mundo y que eran un aspecto fundamental en el crecimiento personal, son ahora rebautizadas como enfermedades que sólo pueden ser curadas utilizando medicación psicoactiva.
Lamentablemente algunos médicos prescriben estas drogas sorteando el proceso de autodesarrollo que puede producirse a través de tratar los temas emocionales de una forma interpersonal y subjetiva y no farmacológica. También existe un grupo de docentes que ante niños con cierta “inquietud” a veces convencen a sus padres para que consulten con neurólogos para que les “den medicación”.
Podríamos preguntarnos: ¿Qué desean aquietar estos docentes? ¿En el disciplinamiento inevitable que significa un tratamiento innecesario se detecta el deterioro innegable de las relaciones humanas que enmarcan los contextos llamados terapéuticos y la desacreditación social que afecta a los niños, especialmente aquellos con conductas “diferentes”.
Al ser “medicalizado”, cada niño – paciente es un “padeciente” encerrado en la idea de su propia enfermedad que transita por espacios arduos, hospitalarios y educativos. Además el discurso de la medicina no ha pasado por la misma democratización que sus terapias. Ininteligible, esotérico, persiste para el lego como un código elíptico (TGD, ADD, etc.) que oculta un universo prohibido para los demás.
Si la medicina científica fue en su origen planteada como un movimiento democratizador, hoy podría decirse que existen ciertos “bolsones” que tienden a una práctica “industrializada” de la salud.