Los colores no existenTal es el título de la nota publicada el 14 de Agosto de 2011 por BBC Mundo
El cielo es azul, el atardecer naranja... ¿verdad?
Los colores que usted ve no son siempre los mismos que los que ve otra
persona, pues percibimos el color a través de nuestro cerebro, según le
explicó a la BBC el neurocientífico Beau Lotto.
El color es una de las sensaciones más simples:
hasta las aguamalas detectan la luz sin siquiera tener un cerebro. Sin
embargo, explicar la claridad y el color de una manera más general, es
explicar cómo y por qué vemos lo que vemos.
La primera cuestión a recordar es que el color
realmente no existe... al menos no en sentido literal. Las manzanas y
los coches de bomberos no son rojos, el cielo y el mar no son azules y
ninguna persona es objetivamente "negra" o "blanca".
Lo que existe es luz. La luz es lo real.
Se puede medir, tener y contar (de cierta
manera). Pero el color no es luz. El color es completamente fabricado
por nuestro cerebro.
¿Cómo lo sabemos? Porque una luz puede tomar cualquier color... en nuestra mente.
He aquí un ejemplo.

¿De qué color son los cuadritos realmente? Siga las instrucciones a continuación:
Mire la imagen de arriba,
en la que hay cuatro cuadritos grises en la superficie superior del cubo
de la izquierda y siete cuadritos grises en la superficie equivalente
del cubo de la derecha.
Una vez esté convencido de que esos cuadritos físicamente son del mismo color (porque lo son), mire los cubos de abajo.
Lo que es asombroso es que ahora los cuadritos
grises de la izquierda se ven azules, mientras que los mismos cuadritos
grises de la derecha se ven amarillos.
Los cuadritos amarillos y azules de los dos cubos comparten la misma luz, no obstante, se ven muy distintos.
Memorias de colores
El color es posiblemente nuestra mejor creación, una que fue engendrada en base a nuestras experiencias pasadas.
Ésa es la razón por la cual vemos ilusiones
ópticas, pues, cuando uno ve una imagen de algo ya visto en "la vida
real" antes, el cerebro se comporta como si los objetos en las imágenes
fueran igual de reales.
Si usamos experiencias pasadas para entender la luz, ¿cuán pronto podemos aprender a ver a la luz de forma diferente?
La respuesta: toma apenas unos segundos. Para demostrarlo, intente la siguiente ilusión óptica.
Primero, note -en la imagen que está abajo- que
las dos escenas en el desierto tiene exactamente la misma composición de
color. El cielo en ambas es azulado y el desierto, amarillento.
Sin embargo, si usted fija su vista sólo en el
punto que está entre los cuadrados rojo y verde por 60 segundos, y luego
mira el punto que está entre las dos escenas del desierto, los colores
de las dos imágenes idénticas del desierto lo dejarán estupefacto.
Entre más enfocado esté al mirar el punto entre los cuadrados verde y rojo, mejor será la ilusión subsecuente.
IILUSIÓN:

RESULTADO:

Las escenas del desierto cambian de color porque su cerebro incorporó
su reciente historia de rojo a la derecha y verde a la izquierda, y la
aplica a las imágenes de abajo, al menos por un rato.
Los dos ejemplos anteriores plantean una
posibilidad intrigante. Quizás el color es más fundamental para nuestro
sentido de identidad de lo que pensábamos. Y efectivamente, lo es.
No se puede olvidar que el color ha sido parte del corazón de la evolución durante millones de años.
Piense en la relación entre los insectos y las
flores (las flores son de colores para su beneficio, no el nuestro), o
en todos los diferentes colores de los animales y cómo o les sirve para
camuflarse o para, como el pavo real, distinguirse para atraer la
atención.
Piense en los colores de la ropa que tiene
puesta... y por qué los está usando. Toda la industria de la moda,
cosméticos y diseño se basan en el color.
¿De qué color es la felicidad?
Lo que esto significa es que nuestra percepción
más simple nos ha hecho lo que somos. Más que eso, y esto es realmente
asombroso, el color -acuérdese de que no existe- ha moldeado el tejido
físico del mundo y ha sido el núcleo de la cultura humana.

Beau Lotto es uno de los varios científicos que parten de la pregunta que tantos nos hacemos: ¿ves lo que yo veo?
Debido a nuestra íntima relación con el color, la gente se ha estado preguntando por siglos si usted ve lo que yo veo.
La respuesta nos revelaría no sólo muchísimo
acerca de cómo funciona nuestro cerebro, sino también acerca de quienes
somos nosotros como individuos, así como sociedades.
Para el programa de la BBC Horizon, en mi
laboratorio creamos varios experimentos únicos para un grupo de 150
personas -de distintas edades, colores, sexo y orígenes- para explorar
si todos vemos los colores de la misma forma.
Lo que descubrimos nos sorprendió, aunque no hay que olvidar que nuestros hallazgos son apenas el principio de la respuesta.
En un experimento en el que se probaba la
relación entre las emociones y el color, hallamos que casi todos los
adultos le asignaron amarillo a la felicidad, azul a la tristeza y rojo a
la furia (sorpresa y temor, que son las otras dos emociones universales
no tenían un color obvio). Aunque los niños seguían la misma tendencia,
sus selecciones eran mucho más mezcladas y variables.
Por otro lado, casi todo el mundo (viejo y
joven) mostró una relación similar entre el color y el sonido, dándole a
los tonos más bajos azul oscuro y a las notas altas amarillo brillante.
En otras palabras, la gente parece tener mapas
mentales internos entre el color y otras cualidades perceptivas, como el
sonido y la forma. Increíble, dado que estas relaciones no existen en
la naturaleza.
Estructuras de colores

La percepción del color hace que, sin importar bajo qué luz veamos el banano, siempre nos parecerá amarillo.
En otro experimento, le pedimos al grupo ubicar
49 bloques de color en una superficie que tenía 49 espacios. Ninguna
otra instrucción.
El número de imágenes posibles que se podían crear era 10 a la 62 potencia: una cantidad enorme.
Lo que es extraordinario es que la gente hizo
patrones que eran muy predecibles, pues todos agruparon los colores de
acuerdo a su similitud. ¿Por qué?
Porque tenemos una necesidad inherente de
estructura y, en particular, de estructuras que nos son familiares, en
este caso estructuras que son parecidas a las matemáticas de las
imágenes en la naturaleza.
Otra prueba exploraba las bases de la visión de
color, para ver si había diferencias individuales en el simple acto de
detectar la luz.
"(En
detección de luz) no sólo las mujeres son más sensibles que los
hombres, sino también que las mujeres que están más en control son
significativamente mejores que las que se sienten impotentes"
Lo que descubrimos es que no sólo las mujeres
son más sensibles que los hombres, sino también que las mujeres que
están más en control son significativamente mejores que las que se
sienten impotentes.
Un resultado notable, si uno piensa que sólo está hablando de detección de luz.
Examinamos además si el color puede alterar la sensación del paso del tiempo.
Nuestras observaciones iniciales indicaban que
un minuto es más largo para los hombres que para las mujeres... unos 11
segundos más largo, en promedio.
Pero un minuto fue más largo tanto para los
hombres como para las mujeres si estaban bañados de una luz roja, en vez
de una azul.
Este efecto probablemente está vinculado a la
excitación, dado que se sabe que el rojo y el azul producen diferentes
niveles de excitación.
¿Engañados?

Las flores son de colores para su beneficio, no el nuestro.
Así que todos vemos el mundo de una forma
distinta. De hecho, no tenemos otra opción, dado que nuestras
experiencias son diferentes.
Pero ninguno lo ve como es.
En ese sentido, todos vivimos engañados: lo que
cada uno de nosotros ve es un significado derivado de nuestras historias
individuales y compartidas.
Esta realidad, quizás más que cualquier otra
cosa, provee un argumento irrefutable para celebrar la diversidad, más
que para conformarse por temor.
Y eso es liberador, pues saberlo le da la
libertad de asumir la responsabilidad por sus percepciones futuras sobre
sí mismo y sobre los demás.
FUENTE: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/08/110809_colores_ver.shtml